Numancia, cabeza de los belicosos celtÃberos, lleva años plantando cara a Roma y Tiberio marchará a Hispania para combatir como cuestor junto con el cónsul Mancino. Solo su actuación decisiva evitará la aniquilación de las legiones, humilladas una vez más por los numantinos.
Una tarea para la que tendrá que maniobrar en la intrincada polÃtica romana y enfrentarse a poderosos enemigos en el Senado, dispuestos a todo para conservar sus privilegios.
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