Talleres e Independiente se juegan la clasificación a todo o nada

Una final con historia


El día lunes 15/04/24 se enfrentarán Talleres de Córdoba e Independiente en el Libertadores de América por la última fecha de la fase regular del torneo local. El duelo será casi una final entre los equipos dado que el que gane se clasificará a la siguiente fase de la Copa de la Liga y el otro quedará afuera de la misma. Con 22 puntos, el empate no le sirve a independiente, y por el lado de la T si bien empatando llegaría a 24 puntos, el otro contendiente, Velez, juega con Independiente Rivadavia de Mendoza que está último en la zona, por lo que la victoria de Velez es muy factible y con ello alcanzarían los 25 puntos. En esa situación el empate tampoco le sirve al conjunto cordobés y el duelo con el Rojo se convierte en una final a matar o morir para ambos equipos.




En este c̶h̶o̶r̶e̶o̶ ̶a̶ ̶t̶y̶c̶ post repasaremos la famosa final de 1978 entre estos equipos que le da un condimento histórico al encuentro de mañana, y hace que Talleres busque, además de la clasificación, una pequeña revancha de aquel fatídico día.


Empecemos.


Pasaron 46 años, pero el recuerdo sigue latente. Talleres - Independiente nunca será un duelo más. La histórica final del Nacional del 77, en la que el Rojo hizo la heroica y le arrebató el título a la T, permanece en la retina de muchos hinchas. Fue un verdadero Cordobazo futbolístico. El choque movió las estructuras de la AFA y el aire de clásico quedó para siempre. Ahora, el lunes habrá otro duelo definitorio. Y los albiazules quieren revancha.

El historial marca que entre ambos equipos hubo 60 encuentros, con clara ventaja para Independiente. Los de Avellaneda se impusieron un total de 29 veces, contra las apenas 14 en las que triunfó la T. Además, hubo 17 empates. Sin embargo, hay un partido que se volvió inolvidable y tapa cualquier registro.

Hay que remontarse al verano de 1978, justo el año de la primera Copa del Mundo a disputarse en la Argentina. Pero antes había que definir el torneo doméstico. La ida del Campeonato Nacional 1977 se jugó en Buenos Aires y fue 1 a 1, sin diferencias. La vuelta fue en Córdoba, en la coqueta Boutique de barrio Jardín. Aquella jornada marcó sin dudas un antes y un después para la historia de nuestro fútbol.

El enfrentamiento iba más allá de lo que sucedía dentro de la cancha. Se cruzaban dos modelos bien diferentes, hasta de entender el deporte. De un lado el presidente local, Amadeo Nuccetelli, que con el federalismo quería patear el tablero. Del otro, Julio Grondona, defensor del unitarismo de la AFA y multicampeón internacional. Todo estaba teñido además por la sombra de la dictadura militar.

Había un partido que disputar. Siete futuros campeones del mundo dijeron presente ese día, lo que hablaba de la talla de la final. El gol de visitante favorecía al Matador, que sería campeón con una igualdad sin goles. La T ganaba 2 a 1 y con tres futbolistas más: Independiente jugaba con ocho. Todas las tarjetas fueron por protestar. Y hubo épica. La definición de Ricardo Bochini terminó en la red y significó el 2 a 2 que consagraría al Diablo.


"Hazaña inmortal". "Una epopeya inolvidable". Así titularon los diarios del momento. El Rojo había conseguido un milagro con Pastoriza en el banco. Del otro lado, todo era decepción. Los cordobeses nunca estuvieron tan cerca de un título en la máxima categoría. Rozaron la gloria, pero se quedaron con las manos vacías. Y ese día todavía pesa en barrio Jardín: nunca Talleres pudo gritar campeón en Primera.

El lunes, cuando Talleres visite a Independiente en busca del pase a los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional, ese recuerdo también estará presente. Está claro que la presión es distinta, lo que está en juego es diferente. Hoy, los cordobeses se dividen entre el gran momento en el certamen doméstico y la Copa Libertadores. El título falta, pero el andar es otro. Los de Avellaneda, en tanto, navegan por aguas turbulentas desde hace rato, por lo que no pueden dejar pasar la chance de dar el golpe.

Los tiempos cambiaron. Ninguno de los protagonistas que jugarán en el Libertadores de América había nacido cuando fue la dramática final del 1978. Ni cerca. Pero en la pasión de los hinchas vive esa memoria, amarga o grata, según de qué color sea la camiseta. Será revivir un choque histórico y, al menos en Córdoba, esperan que el final ahora sí sea con una sonrisa.


Si leíste todo hasta acá: sos groso! Sabelo!

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