En el arrabal zaragozano donde vivÃa, pocos pensaban que Flor, aquella niña nacida en uno de sus hogares más humildes, estaba destinada a convertirse en una de las grandes figuras de los escenarios, primero en España y luego en toda Europa. Un camino difÃcil, sembrado de duras pruebas, que la lleva primero a Madrid y, más tarde, a Barcelona, ParÃs, BerlÃn y la lejana Cuba.
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