En los años veinte, la comunidad india de los Osage en Oklahoma era la población de mayor renta per cápita del mundo. El petróleo que yacÃa bajo sus propiedades les convirtió en millonarios: construyeron mansiones, tenÃan chóferes privados y mandaban a sus hijos a estudiar a Europa.
Pero un espiral de violencia asoló esta comunidad indÃgena cuando sus miembros empezaron a morir y a desaparecer en extrañas circunstancias. La familia de una mujer Osage, Mollie Burkhart, se convirtió en un objetivo principal. Sus tres hermanas fueron asesinadas. Una fue envenenada, otra murió a tiros y la tercera falleció en una explosión.
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